Durante mi aprendizaje, me pasé innumerables horas buscando arreglos de canciones que me gustaban en distintas librerías, tiendas de música…  y casi nunca las encontraba, y cuando lo hacía, por lo general, no me gustaban o eran demasiado simples en comparación a las canciones originales. Faltaban notas y muchas veces los acordes no eran del todo correctos. Desde aquel momento, me puse manos a la obra y me propuse aprender armonía para poder realizar mis propios arreglos. No fue tarea fácil, ya que implica hacer uso de numerosos y diversos conocimientos musicales, pero con los años y gracias a ellos, he podido conseguir la destreza como para enfrentarme a ellos. No sólo los hago para ponerlos en práctica en mis actuaciones, sino que los elaboro y los adecúo a mis alumnos, para que a ellos no les pase lo mismo que me pasaba a mí, que no podía tocar las canciones que me gustaban.

No hago distinción de estilos ni de guitarra. Cuando una canción me gusta lo suficiente como para encararla para arreglarla, lo hago por simple placer, para poder añadirla a mi repertorio personal.

También me gustaría destacar lo mucho que se aprende en el proceso del arreglo. Se pone en practica el análisis, el transporte, la orquestación… Animo a todos los que tienen unos conocimientos básicos a que encaren un arreglo. Es fascinante.

A continuación os presento alguno de ellos y estaré encantado de enseñároslos en mis clases.